Manuel Casanova, director de Inteligencia, pidió acceder a carpetas que se han mantenido en reserva, la solicitud está en veremos.

  • En los archivos del antiguo DAS quedó almacenada información recopilada durante 58 años, con reportes de inteligencia, datos migratorios y antecedentes judiciales, entre otros. FOTO archivoEn los archivos del antiguo DAS quedó almacenada información recopilada durante 58 años, con reportes de inteligencia, datos migratorios y antecedentes judiciales, entre otros. FOTO ARCHIVO
POR: NELSON MATTA COLORADO | PUBLICADO HACE 6 HORAS

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años de información de inteligencia está en los archivos del antiguo DAS.

La llegada a la jefatura de la Dirección Nacional de Inteligencia (DNI) del exguerillero del M-19, Manuel Casanova Guzmán, revivió la cacería por el contenido de los archivos clasificados del Departamento Administrativo de Seguridad (DAS), el antiguo servicio secreto de Colombia.

Casanova ajustó dos meses en el cargo, luego de ser designado a finales de agosto por el presidente Gustavo Petro, con quien compartió militancia en el M-19 y en la Alcaldía de Bogotá (2012-15), en la cual fungió como profesional en políticas de seguridad alimentaria de la Secretaría de Integración Social.

Fuentes de inteligencia le contaron a EL COLOMBIANO, bajo reserva de identidad, que una de las primeras solicitudes del nuevo jefe fue la revisión de las bases de datos del DAS, el organismo civil adscrito al Poder Ejecutivo que se encargó de la inteligencia estratégica del Estado entre 1960 y 2011, antes de ser suprimido por escándalos de corrupción.

El pedido causó estupor entre los agentes más veteranos de la DNI y los exintegrantes del DAS que hoy trabajan para otras entidades. La razón: en esos archivos hay múltiples anotaciones de inteligencia, seguimientos, interceptaciones telefónicas, fotos, videos, informes, codificaciones de lenguaje cifrado y declaraciones en contra de personas que hoy integran el Gobierno Nacional.

Entre ellos están el propio Casanova, el presidente Petro y otros altos funcionarios que también hicieron parte del M-19, como Augusto Rodríguez, director de la Unidad Nacional de Protección (UNP), y Carlos García, jefe de Migración Colombia.

“Hay mucha preocupación en la comunidad de inteligencia, se teme que haya un desquite, porque en la izquierda hay personas muy revanchistas”, manifestó una de las fuentes consultadas.

Detalló que varios de los agentes que firmaron esos informes en su momento, como parte del trabajo de vigilancia contra objetivos que amenazaban la seguridad nacional, incluyendo al M-19 y otros grupos insurgentes, están pensando en salir de país, “antes de que comience una cacería de brujas”.

Luego de la liquidación del DAS, sus bases de datos quedaron bajo custodia del Archivo General de la Nación, adscrito al Ministerio de Cultura y con sede en Bogotá. Allí se almacenan los documentos que cimentan la historia institucional desde la época de la Conquista Española.

Acceder a ellos no es tan sencillo, así se trate del nuevo director de la DNI. La información del DAS está protegida por la Ley de Inteligencia y Contrainteligencia (1621 de 2013) y normas subsidiarias, que exigen la reserva de secretos, una orden judicial emanada de un juez y la presencia de un delegado de la Procuraduría, entre otros requisitos.

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El decreto presidencial 1303 de 2014 estableció que “el acceso y consulta de la documentación de los archivos de inteligencia estará sujeta a la reserva legal en los términos establecidos en la Constitución y la ley (…). Solo se suministrará información a las autoridades judiciales que dentro de un proceso judicial la soliciten o los entes de control que la soliciten”.

Esas condiciones dificultaron un acceso inmediato a las bases de datos. De momento, la cúpula solo tiene disponibilidad absoluta sobre la información producida a partir de 2011, cuando nació la DNI.

“Esa situación frenó a los nuevos jefes, pero sabemos que están haciendo los trámites para acceder a los archivos”, relató un exagente.

Copias clandestinas

Más allá de la desconfianza que genera la nueva cúpula de la inteligencia, para las fuentes es claro que, sin importar las medidas para proteger dicha información, en la última década se han ido filtrando los secretos del DAS por pedacitos.

La entidad produjo información estratégica durante 58 años, teniendo en cuenta que heredó los archivos del antiguo Servicio de Inteligencia Colombiano (SIC), un aparato de origen policial, creado en 1953 por el general Gustavo Rojas Pinilla, el cual funcionó siete años.

A lo largo de su historia, el DAS reunió información confidencial –oficial y extraoficial– sobre acontecimientos políticos, sociales, económicos, criminales e internacionales, que moldearon a nuestra nación. Entre ellos están la Toma del Palacio de Justicia, los magnicidios (Luis Carlos Galán, Álvaro Gómez Hurtado, etc.), la lucha contra las guerrillas y los grandes carteles del narcotráfico, la guerra fría contra el comunismo, el paramilitarismo y la parapolítica, los falsos positivos, “la comunidad del anillo”, la evolución de los partidos políticos, las relaciones diplomáticas y el espionaje con otros países.

El presidente Juan Manuel Santos ordenó su disolución en 2011, con el decreto 4057, en respuesta a escándalos de corrupción como las chuzadas ilegales a magistrados, periodistas y opositores al gobierno de Álvaro Uribe (2002-2010); nexos de sus funcionarios con autodefensas paramilitares y el espionaje a organizaciones de DD.HH.

En el artículo 24 de ese mismo decreto quedó establecido que mientras se avanzaba en la supresión del DAS, la Procuraduría debía vigilar “el proceso de custodia, consulta y depuración de los archivos de inteligencia”.

“Nos dieron la orden de digitalizar la información y estuvimos muchos meses escaneando cada documento. Entregamos muchísimas teras de datos en discos duros, no sabría decir la cantidad exacta. También se entregó material físico: cada unidad y dirección regional presentó un promedio de 100 a 400 cajas, y cada caja tenía 10 carpetas celuguía con 100 a 200 hojas”, dijo un conocedor del proceso.

En las cajas y discos duros se guardaron los datos encriptados de tres bases de datos que usaban los detectives. Una de ellas era el Sistema de Información del DAS (SIFDAS), que albergaba información migratoria, antecedentes judiciales y anotaciones de inteligencia.

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Casanova, el misterioso hombre que dirige la DNI

Aunque se suponía que todo era ultrasecreto, las fuentes revelaron que de manera clandestina se han hecho copias de miles de documentos. Parte de la información, relativa a operaciones que se ejecutaron con cooperación internacional, fue copiada por agencias como la CIA estadounidense, el MI-6 británico y el Mossad israelí.

“Con esos socios se hicieron trabajos contra el comunismo y las guerrillas, los carteles de droga, la financiación del terrorismo y el reclutamiento de ‘conversos’, unos católicos colombianos que se pasaron al islam y fueron enviados al Medio Oriente a trabajar con grupos extremistas”, contó un exagente.

Ratificó que dichas agencias almacenan las réplicas de la información como evidencia de lo que hicieron en ese tiempo y “una especie de seguro, en el caso de que alguien pretenda alterar los hechos”.

Información repartida

Otra parte de los archivos “fue copiada por gente de la derecha entre 2012 y 2013, en plena etapa de disolución del organismo. Eran empresarios, políticos y gente de la Fuerza Pública, que lograron el acceso porque tenían simpatía con funcionarios de la Procuraduría que les hacían el cruce”.

Algunas cajas, al parecer, salieron del inventario y quedaron desperdigadas en las instituciones creadas para asumir las funciones del DAS: la DNI, Migración Colombia y la UNP, hoy comandadas por los exmiembros del M-19.

Hay exdetectives que piensan que durante el proceso de liquidación se violó la reserva de los archivos, cuando la empresa contratista designada para el almacenamiento y clasificación de las bases de datos reorganizó su contenido.

La Armada, la Fiscalía y la Policía también recibieron algunos de esos insumos. En esta última entidad, la Dirección de Investigación Criminal (Dijín) obtuvo información relacionada con los acuerdos de cooperación con Interpol; y la Dirección de Carabineros (Dicar) se quedó con informes del otrora Grupo de Seguridad Rural del DAS.

Más allá de lo que reposa en el Archivo General de la Nación, la información secreta sigue viva en la memoria de los cerca de 6.000 empleados que laboraban en el DAS.

La mayoría fueron reubicados en la Policía (Sijín y Dijín), el CTI de la Fiscalía, la UNP o Migración, donde sus talentos suelen ser desaprovechados. “Nos tratan con mucha desconfianza, como si fuéramos parias, porque la inteligencia civil quedó estigmatizada después de lo ocurrido con el DAS”, narró uno de ellos.

Hay exagentes expertos en contraterrorismo que están trabajando de mensajeros o secretarias en los nuevos despachos; otros, especializados en administrar fuentes internacionales, fungiendo como simples escoltas; y unos más, que antes se infiltraban en la mafia, ahora están sellando pasaportes en un cubículo.

Entre ellos figuran algunos de los que piensan abandonar el país, temiendo retaliaciones de altos funcionarios del Gobierno que persiguieron en el pasado, ahora que tienen acceso a los secretos más crudos del Estado.

“Si abren esos archivos para cambiar cosas de la historia, o simplemente para atacar a la oposición, pueden desestabilizar el Estado. En cambio, si lo hacen para descubrir la corrupción, sería muy importante, porque ahí hay información que nunca generó procesos judiciales y que demuestra quién es quién entre los corruptos”, concluyó un exinvestigador.

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